Empezar una nueva forma de alimentarse para ganar en salud es algo maravilloso que deberíamos entender como un gesto de amor hacia nosotros mismos. En muchas ocasiones no es tarea fácil: tenemos incorporadas unas pautas y cambiarlas requiere de atención plena. Por ese motivo y por todo el esfuerzo a muchos niveles, que una mejor alimentación implica, vale la pena centrarse en lo importante y no perder tiempo ni energías en elementos superfluos que no nos acompañan al resultado que estamos buscando.
1. CONFIAR MÁS EN LO QUE SABEN TUS AMIGAS Y VECINAS QUE TU DIETISTA
«Esta vez lo voy a hacer bien»… has escogido un profesional, has pagado la consulta y sales con las pautas dietéticas en mano hacia unos nuevos hábitos de vida. Es posible que te hayan dicho cosas que no esperabas o que simplemente desconocías y eso no las hace menos ciertas. La ciencia avanza rápido en el campo de la nutrición y mitos como «comer huevos no es nada sano» u otros, pasan a estar obsoletos. Allí vas, con toda tu motivación: «voy a hacer todo lo que me ha dicho» y en esa quedada de amigas cuentas que estás haciendo dieta…todas quieren saber de qué dieta se trata…pero…ahí se empieza a cuestionar TODO: que por un día que no la hagas no pasa nada, que comer lo que te han dicho no es muy sano, que fulanito de tal ha dicho en la tele que eso engorda…un sin fin de frases que no ayudan. Confía en tu profesional y en ti misma y sigue adelante con lo acordado sobre tu alimentación, el tiempo dirá si estaba bien o mal planificado, pero que no sea tu entorno quien te condicione o te digan lo que tienes que hacer con tu dieta, el profesional es tu dietista. No te compares con sus experiencias, cada persona es un mundo.
2. DEJAR DE LADO LA VIDA SOCIAL
Para que una dieta funcione tiene que significar un cambio de hábitos a largo plazo. Ninguno de nosotros va dejar de lado su vida social a largo plazo, por lo tanto, desde el minuto uno, debemos aprender a compaginar vida social y la dieta que nos conviene a cada momento. Que tu dietista te enseñe a salir y seguir la dieta, para algo tienes un profesional que te ayuda. Te puede parecer extraño al principio, o difícil, porque no los has llevado a cabo a menudo, o tal vez nunca, pero todo es empezar…y si quieres que las cosas sean distintas en tu peso y salud, claramente no puedes seguir haciendo lo de siempre. Aprende junto a tu dietista a escoger en un restaurante a favor de tu salud y como afrontar las salidas sociales, ya sean de ocio o laborales, eso es jugar a tu favor hoy y siempre. La vida social forma parte de una vida plena y equilibrada, a igual nivel que la dieta, por lo tanto aprender a compaginarlas es muy importante.
3. EMPEZAR A TOMAR PRODUCTOS LIGHT, ZERO O DESNATADOS
Lo que nos interesa de una dieta es que con la ingesta necesaria nuestro cuerpo quede bien nutrido y saciado. Si nos pasamos a productos light, zero o desnatados esto va a ser mucho más complicado de lo normal, por dos motivos principalmente: porque entramos a tomar más alimentos procesados o simplemente los seguimos comiendo pero «light» y porque todas las calorías, aunque puedan ser pocas, que provengan de estos alimentos, serán calorías vacías y con poco poder saciante y por tanto estaremos sumergidos en la espiral de que cada dos por tres tengo hambre y la de comer sin quedarnos satisfechos…ahí empieza el camino al fracaso. Toma alimentos reales, tu dietista te ayudará con esto, es lo más importante para llevar a cabo con éxito tu objetivo.
4. ESPERAR RESULTADOS INMEDIATOS
¿En cuánto tiempo has engordado los kilos que deseas adelgazar? en un mes, en 15 días…¿no verdad? pues la pérdida de esos kilos tampoco puede, ni debe ser, en tiempo récord. Cada cuerpo tiene sus tiempos, su condición de salud…una dieta que funcione no es apta para impacientes. Si esperas resultados muy rápido tu motivación caerá en picado y eso de nuevo, va a alejarte de tu objetivo. Una nueva alimentación no es tanto la búsqueda de beneficios puntuales sino aprender a comer bien siempre, según a ti te conviene.
5. OBSESIONARSE CON EL HAMBRE
Empezar a comer menos con el objetivo de adelgazar más rápido es un error frecuente y pensar que porque estoy a dieta, es decir, haciendo cambios en mi alimentación, voy a pasar hambre automáticamente, es otro error que sucede a menudo. Tu dietista tiene que llevarte al equilibrio: comer la cantidad necesaria de alimentos adecuados para que recibas los nutrientes que necesitas, para estar saciado, tranquilo y sin pensar en comida todo el día ni tener que estar comiendo constantemente. La saciedad cambia mucho dependiendo de los alimentos que escojamos poner en nuestros platos y esta es la clave para comer bien, llegar a un peso sano y no pasar hambre. Ahí también deberás confiar en lo desconocido y en que tu dietista te puede ayudar a liberarte de la lucha con la que llevas años peleando. Muchas veces el sistema digestivo simplemente necesita descansar y no comer cada 3 horas, genéticamente no estamos diseñados para comer a cada momento…¿comes siempre con hambre? ¿sabes diferenciar el hambre mental del hambre físico?
Creo que tendría alguna más por añadir, pero si logramos dejar de lado estas 5 ya estaremos haciendo mucho. Todo esto es por nosotros, por querernos, para cuidarnos y respetarnos, porque nos merecemos lo mejor, y sobre todo si hablamos de salud.
Vamos a comer mejor, sí, pero siempre desde el amor.